lunes, 11 de abril de 2011

Estrés hídrico.......por Efraín del Castillo



El estiaje es un fenómeno que anualmente ocurre cuando los niveles de disponibilidad de agua se reducen como consecuencia de la falta de lluvias, afectando los caudales o volúmenes de los diversos cuerpos de agua a lo largo de varios meses. El cambio climático se ha hecho acompañar de modificaciones en los patrones de comportamiento de las lluvias y esto ha dado lugar a un nuevo fenómeno, el ahora conocido como “estrés hídrico”, que no sólo tiene efectos adversos en los cultivos agrícolas y en los sistemas de producción animal, sino que está amenazando severamente a las sociedades humanas, debido a la reducción de la disponibilidad de agua per cápita..



Son varios los factores que determinan una situación de “estrés hídrico”. Por un lado, esto ocurre una vez que la demanda de agua rebasa la disponibilidad de agua en un lapso determinado. También, en aquéllos casos en que la calidad del líquido no satisface los requerimientos normativos para ciertos usos, como bien lo conocemos los mexicanos. Además, no deben dejarse de lado las disparidades en la distribución que se dan a favor de ciertos grupos con mayor capacidad económica y en detrimento de otros en situación de pobreza, como millones de mexicanos.



“Dios da el agua, pero no la entuba” reza el viejo refrán. Efectivamente, ni la entuba, ni la acopia, ni la potabiliza, ni la rebombea, ni la distribuye domiciliariamente, ni varias cosas más que se hacen necesarias para que el agua pueda ser utilizada en los hogares. A lo largo y ancho del país, se hacen esfuerzos para mover la conciencia de los ciudadanos y evitar el despilfarro o el uso inapropiado del agua. Cada año, cuando los niveles del agua se reducen a valores alarmantes, se refuerzan dichas acciones y se invita a la gente a no caer en desperdicios y a ser muy responsables con el uso del vital líquido. En estos días, surgieron voces que nos recordaron que el agua disponible hoy en día, es la misma que existe sobre la faz de la Tierra desde sus orígenes. Cierta o no esta tesis, lo que si es claro es que la población ha aumentado y las condiciones económicas han modificado diversas circunstancias que limitan el acceso de los ciudadanos al agua.



“Las próximas guerras serán por al agua” es otra premisa que ya data de hace varios años. Ya lo hemos experimentado en carne propia los mexicanos en el caso de la Presa El Cuchillo, que ha provocado diferendos entre los gobiernos estatales de Nuevo León y Tamaulipas. En el Valle del Mezquital, la violencia ha aflorado en pos del agua residual que se utiliza para regar los cultivos agrícolas. Los candados de las compuertas de las presas han sido “volados” por los campesinos para liberar el agua que la autoridad federal les restringe en época de sequía. Hace unos días, Felipe Calderón dispuso que el agua del Río Balsas pudiera ser utilizada por decenas de comunidades que antes nada más la veían pasar. En La Comarca Lagunera, un factor de la producción agrícola más importante que la tierra es el agua; quien no tenga actualizado el “derecho del agua” no recibe autorización para sembrar o el que desea rentar su tierra, no puede hacerlo si no dispone de aquel primer requisito.



Los técnicos señalan una serie de consecuencias que acompañan a este grave y delicado problema. La gente común solamente adquiere conciencia cuando finalmente le falta el suministro de agua en su casa. Incluso, Morelia es uno de los pocos municipios donde si se corta el agua por falta de pago. Hay polémica en cuanto a la razón para hacerlo. Sin embargo, hay que aceptar que es preciso que se forje esa cultura del pago, pero aún más es indispensable que se consolide la cultura del uso racional del agua y que se implementen medidas específicas para reducir los niveles de gasto. Sigue siendo excesivo el volumen que se consume en los hogares y sigue siendo insultante la brecha entre quienes la tienen en demasía y los que carecen de ella.



Las cifras oficiales son tan alarmantes que de una disponibilidad de 31 mil metros cúbicos de agua por habitante, hemos pasado a sólo 10 mil metros cúbicos en el último siglo. ¿Así o más grave? Hoy estamos reconociendo que en algunas regiones del país, se dispone de tan poco agua como la que tienen algunos países del norte de África.



Hace unos días, se presentó una Agenda hacia el 2030 que ha sido integrada luego de una consulta a expertos, servidores públicos, académicos, organizaciones sociales y demás. En ese contexto, se reconoció que lamentablemente un 15% del total de agua se obtiene de manera no sustentable

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